La literatura da cuenta de que: Luciano de Samósata, filósofo y satírico griego, en el año 160 hizo un viaje de ida y vuelta a la Luna en un barco de vela impulsado por vientos celestes. A inicios del siglo XVI, la obra Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto, cuenta la historia de un viaje espectacular a la Luna. El Somnium de Johannes Kepler, de 1634 es un cuento fantástico de un viaje de la Tierra a la Luna. Francis Godwin, clérigo inglés autor de The Man in the Moon, de 1638 habla de un explorador que entrena gansos para que le transporten por los aires como pasajero y le lleven hasta la Luna. En 1649, en Voyage dans la Lune, Cyrano de Bergerac, emplea una máquina voladora para alcanzar el satélite, impulsada por triquitraques, con la que se convierte en la primera persona en utilizar un cohete como medio para salir al espacio. En 1705 en The Consolidator un cuento de viaje lunar del famoso escritor inglés Daniel Defoe, describe varios medios de transporte parecidos a lo que hoy conocemos como naves espaciales. En la década de los ochentas del siglo XVIII, el alemán Karl Friedrich Hieronymus, protagonizó varios viajes ficticios a la Luna en sus famosas aventuras del Barón Munchausen. En 1827, la historia de George Tucker, A Voyage to the Moon, mostró un completo cambio en el estilo de las novelas de ficción; describía con lujo de detalles, naves espaciales repletas de equipos científicos, impulsadas por un material antigravitatorio llamado lunarium. El francés Julio Verne, en su novela De la Tierra a la Luna, de 1865, anticipó la llegada del hombre a nuestro satélite natural.
En los hechos, en julio de 1955 el presidente norteamericano Dwight Eisenhower, declaró que su país pronto lanzaría satélites a la órbita terrestre como contribución al Año Geofísico Internacional (1957-1958). En el otoño de 1957 el Sputnik 1 fue lanzado al espacio por la URSS. Era una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro que pesaba aproximadamente 83 kilogramos. La maravilla tecnológica de su tiempo, daba una vuelta a la Tierra cada 96 minutos, recorriendo una órbita elíptica de 200 por 1000 kilómetros a la velocidad media de 28.000 kilómetros por hora. Tenía cuatro antenas y transmisores de radio. Con su puesta en órbita quizá, se inaugura la carrera espacial entre la hoz y el martillo y, las barras y las estrellas. Un mes después del lanzamiento del primer satélite, aunque muere durante la misión, la perra Laika, se convirtió en el primer ser vivo que viajó al espacio con el Sputnik 2. En 1959 los soviéticos lanzaron la sonda espacial Lunik III para fotografiar el lado oculto de la Luna.
El 12 de abril de 1961, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin, se convirtió en el primer hombre que viajó al espacio en órbita alrededor de la Tierra a bordo del Vostok 1 durante 108 minutos. 23 días más tarde que la hazaña de Gagarin los estadounidenses lograron que Alan Shepard, suborbitara la Tierra durante 15 minutos. Para febrero del año siguiente, John Glenn, se convirtió en el primer astronauta estadounidense en orbitar nuestro planeta.
Las primeras fases del programa Apolo de la NASA fueron no tripuladas y se dedicaron a la investigación de aspectos técnicos para el lanzamiento y reingreso a la atmósfera terrestre. La segunda fase se destinó al trabajo de la tripulación y al acercamiento a la Luna. Desde el Apolo 11 y hasta la Apolo 17, las naves alcanzaron la superficie lunar. La excepción fue el Apolo 13 que no logró alunizar.
El sueño de llegar a la Luna se cumplió aquel 20 de julio de 1969. El astronauta norteamericano Neil Armstrong, se paró sobre el polvo del Mar de la Tranquilidad. Edwin Aldrin, piloteaba el módulo lunar Eagle y Michael Collins, permaneció en órbita del satélite. 21 horas más tarde los tres astronautas volvieron a la Tierra.
En 1973 culminó el programa Apolo para los estadounidenses dando paso a los transbordadores espaciales. En 1976 el programa de exploración lunar soviético quedó sin fondos y fue cancelado oficialmente.
Las décadas de los cincuentas y los sesentas del siglo pasado principalmente marcaron avances prodigiosos en el campo de la ciencia. La carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética sembró la idea de que el ser humano podía hacer cosas inimaginables como trabajar en el espacio, ir a la Luna o incluso llegar a Marte.
Independientemente de soviéticos y norteamericanos, los seres humanos comenzamos a ir al espacio mucho antes con la imaginación que con los recursos científicos. Aunque resulte increíble, no fueron los acuerdos, los entendimientos y los sueños los que lograron la conquista del espacio. Fueron los desencuentros entre capitalistas y comunistas en una guerra fría que estuvo más caliente que nunca.
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