– Fue un gran centro comercial durante la construcción del tren porfirista, ahí se instalaron negocios de las familias Cué o los Muro, quienes gradualmente abandonaron la población
Oaxaca. Jacinto, Celestino, Rocío, María, Elsa, Martha y Miriam, son los únicos habitantes de El Parián, localidad de San Jerónimo Sosola, y una de las comunidades que fue un importante centro comercial entre los años de 1890 y 1990 de Oaxaca, gracias a que ahí se encontraba una de las estaciones del ferrocarril construido durante el Porfiriato.
Con la cancelación del servicio ferroviario y su privatización, El Parián ha sufrido un éxodo de su población y se ha convertido prácticamente en un “pueblo fantasma”. Sus siete habitantes y personas de la comunidad, que ya no viven ahí, pero que continuamente la visitan, mantienen una resistencia con el objetivo de que no sea olvidada. Su meta, convertirlo en un destino turístico, y a través de esta actividad, devolverle vida y un reconocimiento por su importancia histórica para el estado.
Miguel Ángel Ortega es un contador público originario de esta comunidad, pero actualmente radica en la ciudad de Oaxaca, a donde emigró junto con su familia en busca de mejores condiciones de vida y trabajo.
En ocasiones regresa a El Parián, lugar al que llegó a la edad de seis años porque su padre era Jefe de Estación.
“Aquí pasamos mucha parte de nuestra vida, mi hermana y yo con mis padres íbamos a la escuela Oaxaca, nos íbamos el domingo en la tarde y regresábamos los viernes en la noche y pues sí, pasamos una larga temporada aquí”.
El Parián fue un municipio a medida que se fueron construyendo las vías del tren. Personas de San Juan Bautista Cuicatlán y de pueblos cercanos llegaban a diario, en la década de 1890, para vender comida a las cuadrillas de trabajadores de las vías, y poco a poco se fueron estableciendo hasta fundar el pueblo.
“Esta vía se hizo a pico y pala, es increíble la Read Campbell & Ferrocarril Mexicano del Sur lo logró con muchos obreros, pero es increíble, ya le digo que vencieron estas montañas sin maquinarias sin trascabos sin nada de eso, a pico y pala.
“Y a raíz de eso, pues bajaban las gentes a venderles cosas comestibles y así se formó el pueblo de Parián que significa plaza. Estamos hablando de 1890, y el 13 de noviembre de 1892 se inaugura la estación y pasa por primera vez el ferrocarril”, relata.
Miguel Ángel Ortega recuerda que antes del ferrocarril se hacían 14 días para llegar a la Ciudad de México, antes Distrito Federal, y con el paso del tren se redujo a 14 horas. Antes del tren los viajes se realizaban en carretas, también conocidas como diligencias.
Las carretas salían enfrente de la Catedral de Oaxaca, donde estaba el Palacio Federal, y en ellas viajaban los oaxaqueños a la capital del país.
“Llega Porfirio Díaz con esta vía super moderna para su momento y el viaje ahora lo hacen en 14 horas, eso cambia nuestra tierra, se convirtió en un centro comercial”.
El Parián entonces se convirtió en un centro comercial y los domingos se instituyeron como los días de plaza. Gran parte de los pobladores que fundaron este municipio se dedicaron a la elaboración de productos de palma, también llegaron empresarios españoles como los Muro y los Cué, que adquirieron propiedades y construyeron su base de operaciones para a comercializaciones de mercancías.
Uno de los furgones del tren se llenaba con puros productos de palmas de la comunidad, pero también desde ahí se trasladaba ganado, entre otras mercancías.
“Mercancía, elaborada de aquí hasta la costa y de allá para acá, productos del campo y ganado porque aquí había un embarcadero donde se embargaba ganado caprino para el Tehuacán, Puebla y hacer el intercambio. Pero sí tenía mucho movimiento este lugar”.
La actividad comercial y la vitalidad de El Parián comenzó a decaer cuando se construyó la carretera internacional que conecta a la ciudad de Oaxaca con la ciudad de Puebla. Las personas dejaron de tener que ir hasta El Parián para mover y vender sus productos o mercancías, o para adquirirlas.
“Ya los pueblos ya no tenían las necesidades de bajar hasta acá, sino que ahora iban a un punto que le llamamos Llano Verde y que está aproximadamente a 20 km de acá, lo que se hacía aquí, se empezó a hacer allá, a los pueblos les quedaba mucho más cerca y entonces fue perdiendo vigencia”.
El punto definitivo para El Parián y que acabó con su importancia como centro comercial ocurrió en 1989, cuando el gobierno federal tomó la decisión de suspender el servicio del ferrocarril bajo el argumento de que ya no era costeable.
Los grandes empresarios se fueron e incluso abandonaron sus propiedades, los habitantes de El Parián que se estima eran más de 200, empezaron un éxodo, además de la población flotante que diariamente se congregaba en este lugar. La emigración continuó hasta quedar prácticamente despoblado. No había trabajo, la vida se volvió más difícil, las tierras cerraron y era complicado conseguir alimentos. “Antes sobraban las tiendas, ahora no había ninguna”.
“Estaban los Cué, los Muro, y una serie de comercios pequeños, pues ya no queda nada, está el hotel, pero pues ya este ya es otra la situación”.
Miguel Ángel Ortega expresó que el interés es que El Parián no muera, que viva. De ahí que un amigo de él, Gerardo Gómez, decidió invertir con su propio dinero en la restauración de un viejo edificio propiedad de los españoles, y lo convirtió en un hotel que donó a la comunidad.
“Gerardo Gómez fue el que se interesó en hacer la inversión de restaurar este edificio él yo llevé la obra, pero él yo no puse un solo centavo. Él fue el que invirtió bastante dinero para reactivar esto y pues es el único polo de desarrollo en el que podemos aspirar, a que eso se mantenga vivo porque ya ve que las demás casas la mayor parte están cerradas”.
Con el hotel, sus pocos habitantes y algunas de las personas de la comunidad que emigraron, busca que se convierta en su polo de desarrollo para atraer turistas. El Parián cuenta con bosques, un río y sitios históricos como la estación del tren, furgones abandonados, aún están las vías del tren, las mismas instalaciones del hotel y los vestigios de antiguas minas de oro.