Aunque empañada por el cerco de edificios sitiados y movilizaciones generadas en el marco del “Día Internacional de la Mujer”, Oaxaca no ha dejado pasar desapercibida una de las tradiciones más emblemáticas con las que cuenta como lo es “La Samaritana”.
En el Centro Histórico pocos son los lugares que se animaron hoy, a salir a la acera y regalar agua de sabores para representar el pasaje bíblico, que relata el encuentro de Jesús con una mujer samaritana que le ofreció agua, en el pozo de Jacob en la ciudad de Siquem.
Sin embargo, en la Central de Abasto, comerciantes han colocado sus puestos para regalar agua de chilacayota, horchata, jamaica, piña, tejate que sirven desde ollas de barro o tambos adornados con palma y flores de bugambilia.
La Samaritana es mucho más que una tradición, es una oportunidad para reunirse como oaxaqueños, celebrando la generosidad y hermandad de la comunidad, señalaron los comerciantes que gustosos ofrecen estas aguas de sabores que calman la sed de más de uno.