Gentrificación y Airbnb, los altos costos sociales para Oaxaca y sus habitantes

por | Jun 26, 2024 | Estados, Portada

PARTE 1

Un informe realizado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) del Congreso del Estado exhibe los efectos negativos del fenómeno de la gentrificación en la ciudad de Oaxaca, y otros destinos turísticos del estado.

El estudio enumera los más evidentes: la contaminación del medio físico, contaminación acústica, deterioro del paisaje urbano, la alteración de los patrones climáticos, encarecimiento de alimentos y vivienda, precarización del empleo, inseguridad, desplazamiento comercial y desposesión simbólica.

En Oaxaca residen 22 mil 659 inmigrantes extranjeros, lo que equivale al 0.55 por ciento de la población total del estado. Esto representa un incremento del 403% comparándolo con lo registrado en el año 2000. Los principales países de procedencia son Estados Unidos, Honduras y Guatemala, según el compendio estadístico del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2020.

A estos datos, se suman que el número de servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles en el estado ascendió a mil 630; los cuartos de hotel, motel o similares a 572 mil 811, hoteles, moteles y similares, mil 490; servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, 35 mil 120 y mil 831 establecimientos de alojamiento temporal.

El Cesop señala que los municipios gentrificados de Oaxaca se han enfocado en la atracción del turismo con fines económicos y del mercado, sin considerar sus graves efectos, en los cuales se han colocado los intereses económicos sobre los valores sociales, de la misma manera sus reglamentaciones van enfocadas a incentivar el turismo y la reglamentación de uso de suelo, sin mirar un nuevo abordaje con respecto al turismo sustentable.

Y mientras esto ocurre, no existe una reglamentación sobre el hospedaje temporal a través de aplicaciones digitales.

La gentrificación en la ciudad de Oaxaca ocurre de forma particular en los barrios de Xochimilco y Jalatlaco, así como en el andador turístico Macedonio Alcalá. Lugares con enormes cambios, tanto en la imagen de las edificaciones que en algún momento fueron hogares o talleres y ahora son restaurantes, cafés, tiendas o servicios de alojamiento.

Esto se propició, señala, que en gran parte por las condiciones del ofrecimiento turístico de la ciudad, tras ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, se obtuvo un mejoramiento de las condiciones de vida y del aspecto general, así como del incremento de los costos.

“Se habla de los beneficios y del gran atractivo de estos barrios; sin embargo, aseguran que también cuenta con los problemas generalizados causados por el fenómeno, como lo son la separación de los habitantes originales, la modificación de los espacios, y el aumento desmedido de los precios. Aún no se han tomado las medidas suficientes para reducirlo o para evitar su propagación a otras zonas de la ciudad”.

Un ejemplo es el Barrio de Santo Tomás Xochimilco de la ciudad de Oaxaca donde nueva gente hizo acto de presencia en el barrio para convertirse en residentes, y poseían otra visión con intenciones de inversión. Lo que ocasionó la apertura de restaurantes, tiendas boutique, cafés, y otros establecimientos orientados a lo regional y/o sustentable.

En este barrio los costos de las viviendas se han incrementado considerablemente, así como de los artículos ofrecidos, además las tradiciones típicas se han ido degradando, y quienes las continúan practicando se han vuelto parte del fondo. Aunado a esto, los sitios históricos antiguos han pasado a estar involucrados en las transacciones, para modificarlos y asignarles actividades diferentes.

Además, las fachadas de igual forma, han tenido cambios severos las cuales incluso pueden llegar a considerarse como transgresoras de la arquitectura original, independientemente del mejoramiento de la imagen del paisaje urbano.

También se encuentra el Barrio de Jalatlaco donde con el impulso turístico en la ciudad, los agentes inmobiliarios comenzaron a hacerse de sitios en el barrio, al encontrarse con una suma importante de viviendas deshabitadas, así que éstas fueron renovadas y puestas en venta o en alquiler para un nuevo tipo de residentes.

Las curtidurías de antes ahora son ocupadas por hoteles, hostales, restaurantes gourmet, tiendas boutique y las viviendas se han transformado en numerosos cafés. Esta situación redunda en reconocer al barrio como un ícono internacional.

Las calles y fachadas han sido empleadas para promocionales internacionales, como en China, Francia y Japón. Incluso se da cuenta, de un nombramiento otorgado por la revista Time Out en 2020, como uno de los “50 lugares más geniales del mundo”, a través de una encuesta a 27 mil turistas mundiales.

En su estudio, la Cesop advierte que la población más antigua del Barrio de Jalatlaco es reducida y cuenta en términos generales con una cantidad pequeña que no supera las mil personas. Mientras que el precio de los inmuebles y los alquileres se han incrementado cuantiosamente, y a pesar del embellecimiento del lugar, existe una degradación de los aspectos culturales y tradicionales del barrio.

Como el caso del artista Demetrio Barrita, quien en 2001 pagaba por su local mil pesos, y vio cómo en quince años pasó a diez mil, eso lo llevó a abandonarlo. Mismo local, para el 2021 ya se alquilaba en veinte mil pesos, cifras que se pueden considerar exorbitantes.

Su efectos positivos o la otra cara de la gentrificación, asegura el estudio, es que incentiva el turismo y con ello el crecimiento de negocios locales, revalorización de propiedades, revalorización de entornos y tradiciones, generación de empleos, mejoramiento y limpieza de espacios públicos, incremento de ingresos fiscales.

Pero puntualizan que es urgente hablar de regulaciones nacionales y estatales que garanticen el equilibrio entre el desarrollo urbano y la protección del patrimonio natural, histórico, social, arquitectónico, cultural y artístico, impidiendo la segregación y la exclusión territorial, y a su vez priorizar la producción social del hábitat para llevar a buenos términos las funciones sociales de la ciudad.

Lo mismo ocurre en otros destinos turísticos como Puerto Escondido y Huatulco; u otros, con menos afluencia turística, como la localidad de San José del Pacífico, donde turistas se han establecido y empezado a poner negocios.