Nacido en 1940, en la región del istmo de Oaxaca, el artista plástico Francisco Benjamín López Toledo (Chico Toledo), se convirtió en uno de los oaxaqueños más icónicos de nuestros tiempos, su persona, su obra, y el amor por su estado, lo llevo a obtener esa notoriedad nacional e internacional, y por eso hoy lo recordamos en una aniversario más de su natalicio.
Francisco Benjamín López Toledo (1940-2019), fue un artista, promotor cultural, activista, filántropo y defensor de los derechos humanos y las lenguas indígenas.
Originario de Oaxaca, donde conjugó colores, formas, texturas, volúmenes y seres fantásticos que habitan su inmensa obra. Incansable promotor de la cultura mexicana, creador de instituciones y proyectos vanguardistas, fundó universos con vitalidad propia, travesías entre el volumen, las texturas y el color naciente de una creatividad vinculada al mito, a la magia y a las raíces mexicanas.
Inició su carrera artística como discípulo de Arturo García Bustos, ingresó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes, aunque cimentó y fortaleció su imaginario en Europa y Estados Unidos, sin embargo fue en su natal Oaxaca donde al lado de sus coterráneos nutrió profundamente su mundo mágico.
Ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, es considerado uno de los mexicanos creativos más importantes, fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), la Casa de Cultura de Juchitán, Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), del Taller Arte Papel Oaxaca, del Centro de Artes de San Agustín (CASA), del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, del Cine Club, del Jardín Etnobotánico, de la Fonoteca Eduardo Mata, así como de la Biblioteca Francisco de Burgoa, la editorial Ediciones Toledo y las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y Alcaraván.
Texto tomado de: La Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” (INBA)