¿Te imaginas a una mujer en el siglo XIX, en México, rompiendo todos los moldes? Pues Juana Romero fue justo eso: ¡una auténtica rockstar de su época!
Nació un día como hoy, 24 de noviembre de 1837, en Tehuantepec, Oaxaca. Y desde chiquita demostró que tenía más carácter que un mezcal añejo. Mientras otras niñas jugaban a las muñecas, Juana estaba leyendo libros y soñando con un México más justo.
¡Adiós al matrimonio, hola a la libertad!
Cuando llegó la hora de casarse, Juana dijo: «¡No gracias!». Prefirió dedicarse a su país y a construir un futuro mejor. En una época donde las mujeres no tenían voz ni voto, ella decidió tomar las riendas de su vida y ¡qué vida!
La mujer que le puso dinero a la restauración de la república.
Durante la invasión francesa, Juana no se quedó de brazos cruzados. ¡Sacó la chequera y empezó a financiar a los liberales! Gracias a su dinero, Benito Juárez y Porfirio Díaz pudieron seguir luchando por México. ¡Toda una empresaria y benefactora!
Más que una patriota, ¡un ícono!
Juana no solo fue una luchadora, también fue una empresaria exitosa y una filántropa. ¡Construyó escuelas, hospitales y hasta un ferrocarril! Y todo esto, ¡sin haber ido a una escuela formal! Imagina, ¡una mujer de negocios en el siglo XIX que se educó a si misma!
¡Una inspiración para todas!
La historia de Juana Romero nos demuestra que las mujeres podemos hacer lo que sea que nos propongamos. ¡Rompió barreras, desafió convenciones y dejó una huella imborrable en la historia de México!
¿Qué podemos aprender de Juana?
Que los sueños se hacen realidad: Si tienes un sueño, lucha por él.
Que las mujeres somos poderosas: Podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos.
Que la educación es la clave: Juana aprendió sola era una ávida lectora. Se educó así misma, devorando libros, empapándose de conocimiento y llegó muy lejos.
Que la solidaridad es importante: Ayudar a los demás nos hace más fuertes.
¡Así que la próxima vez que alguien te diga que algo es imposible, acuérdate de Juana Romero! Ella nos enseñó que con determinación y pasión, todo es posible.
¡Viva Juana Romero, la tehuana de hierro!