Con un dejo de nostalgia se observó este día al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador en una de sus últimas conferencias mañaneras, antes de concluir, los reporteros se abalanzaron con preguntas, a las que no quiso dar respuesta, y prometió que en la conferencia de mañana, solo habría preguntas.
Sin embargo, antes de retirarse, expuso sus actividades de este fin de semana, donde además de inaugurar en la península de Yucatán el uso del nuevo tren de Cancún a Mérida, le dio realce que de inmediato se trasladaría a Oaxaca, para pernoctar en Guelatao de Juárez, donde inaugurara la ruta que siguió el expresidente Benito Juárez desde esa población, hacia la capital.
Este acto, fuera del corte institucional, reviste una gran alusión para López Obrador en el término de su gobierno, para todos es conocido, que el gran hombre de Guelatao, el gran reformista, fue una de las figuras icónicas para el tabasqueño, y esta última visita como presidente, viene a rendirle honores, y ante la historia de Juárez, le pasara el bando a la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Durante su gobierno, López Obrador, reiteradamente hacía alusión al indio de Guelatao, y de ahí su pasión por el estado, el Presidente en más de una ocasión futurizo su retiro político y refería a Oaxaca como uno de sus lugares preferidos para hacerlo; por todo ello, su visita no es solo un acto de gobierno, es acudir a una reflexión sobre su gobierno ante la efigie del benemérito de las américas.