En frustración, y enojos en las bases Morenistas, se tornó la definición de candidaturas a las diputaciones federales y al senado; atrás quedaron los procesos “democráticos” que diseñaron para mantener la pluralidad y civilidad interna, Claudia Sheinbaum Pardo y círculo cercano van por el proyecto, y eso está por encima de todo.
A estas alturas, el pragmatismo identifica no solo a Morena, sino a todos aquellos que apuestan por ganar la elección presidencial, las determinaciones van en función de un objetivo, dejando fuera idealismos y racionalismo; el fin, justifica los medios.
Las listas de candidatos se convirtieron en una franja elitista, basada en las necesidades de Claudia, no del partido; personajes experimentados y capaces de ayudar al proyecto, según lo planeado.
Al senado, Adán Augusto, Marcelo Ebrard, y Gerardo F. Noroña, quienes fueron sus contendientes, no sus enemigos; además de Ricardo Monreal Ávila al Congreso, desde donde buscaran garantizar sus propuestas para fortalecer el proyecto
Citlalli Hernández, fiel defensora de Morena; la cuota empresarial, Susana Harp; y el ex gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat; fueron otros de los elegidos, y tendrán una tarea definida en esta aventura morenista.
Las definiciones para las diputaciones federales, se hicieron bajo el mismo criterio; es claro que lo real topo con lo ideal, muchos acuerdos y negociaciones con líderes morales, personajes preponderantes, gobernadores, legisladores, quedaron en el camino, pero así estaban trazadas las definiciones: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum lo determinaron, y las bases lo saben; es por el bien de MORENA.