El mensaje en redes social es digno del muro de la mediocridad y del conformismo: Para la selección nacional, lo más importante es llegar en el mejor momento al Mundial de 2026. “Seguiremos trabajando duro para consolidar la mejor selección posible de cara al 2026 y darles los resultados que merecen. Nadie dijo que el camino sería fácil. ¡Sigamos #JuntosyUnidos!”.
México y sus ratones verdes quedó eliminado de la Copa América de Fútbol 2024 este 30 de junio al empatar a cero goles contra Ecuador, en un torneo en donde solo anotó una vez contra Jamaica y perdió otro partido contra Venezuela.
La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) es miembro de FIFA desde 1929 y el Campeonato Mexicano de Primera División existe desde 1943. En estos años, la selección mexicana de fútbol, no sólo no ha podido ser campeona en la categoría de mayores en la justa mundial de la disciplina que organiza FIFA cada 4 años; sino que, ha sido incapaz de acceder a la fase semifinal del torneo.
Con esta eliminación reciente, con la del mundial de Qatar 2022 en fase grupos y con otras linduras, el fútbol mexicano nada en la mediocridad hoy día y, no tiene ninguna posibilidad de cambio real de seguir las cosas como están ¿Las razones? Desde nuestro punto de vista pueden ser muchas pero, se pueden destacar las siguientes:
a) El balompié mexicano es domésticamente caro. Esto quiere decir que al futbolista de nuestro país se le paga muy buen dinero por jugar en una liga mala, en un fútbol malo, con mala federación, con directivos malos y con equipos malos. Esto no le obliga a emigrar a las mejores ligas en el mundo en donde, por sus condiciones técnicas y cualidades, no ganaría la misma cantidad de dinero. Palabras más, palabras menos, aquí se les paga mejor que en otras partes por ser vedettes. Es aberrante saber que un futbolista en México tiene 30 o 40 veces mejor sueldo que un investigador o alguna mujer u hombre de ciencias.
b) En México importa el negocio, no el desarrollo del futbol. A las directivas de los equipos solo les interesa hincharse de dinero. Las televisoras que tienen el monopolio de las transmisiones de los partidos de los ratones verdes también han fomentado la mediocridad de los mismos. Solo se enojan y dicen medias verdades y medias mentiras cuando suceden “fracasos” como ellos mismos denominan a lo sucedido en la Copa América 2024. Lo hacen no porque estén interesados en el avance del fútbol azteca; sino porque, con la eliminación de los mediocres futbolistas mexicanos del torneo, dejan de ganar dinero.
c) Los torneos de la Liga MX fomentan la mediocridad, no premian la excelencia; por lo menos, así lo demuestra un torneo con “liguilla” y sin ascenso ni descenso.
Los demás selectivos de fútbol en el mundo juegan en los torneos internacionales para alcanzar la gloria, los ratones verdes parece que lo hacen para evitar tropiezos e invisibilizar daños que le ocasionan sus dirigentes. Al final, los resultados son los mismos: mediocridad y fracaso.
Al fútbol mexicano el conformismo les satisface, por eso están a gusto en CONCACAF. Si se calificaran en CONMEBOL, difícilmente irían cada cuatro años a un mundial.
El tema de la mediocridad de los ratones verdes lo resumió con todas su letras el comediante e influencer Facundo, la misma noche de la vergonzosa eliminación de la Copa América: “…creo que debemos dejar de mamar tanto el futbol en donde somos malísimos. Los futbolistas ganan millonadas y los veo más como actores del CEA, habiendo tantos otros atletas que se rifan cabrón en atletismo, ciclismo, box, clavados… no los apoyamos, no los pelamos y los tenemos en el abandono total cuando sin duda nos podrían mucha más alegría que estos güeyes que solo dan pena».
La afición mexicana debe analizar muy seriamente su papel de apoyar incondicionalmente a su equipo de futbol. Llenan estadios cuando la selección juega con equipos mediocres regularmente en Estados Unidos -Ahí hay más lana. Esa es la razón principal- compran playeras, se desplazan a mundiales gastando sus ahorros con el fin de hacerse sentir en los estadios donde jueguen los ratones verdes. Sin la afición sería imposible meter a las arcas de la FMF las cantidades impresionantes de dólares que estos sinvergüenzas se embolsan cada año. Mucho dinero si se considera que con el paso de los años los ratones verdes se hunden más y más en un pozo de mierda del que, sin una revolución futbolístca en nuestro país, nunca van a salir.
Los ratones no son un equipo de fútbol, tampoco tienen individualidades sobresalientes; a lo mejor son buenos para hacer comerciales de televisión, para el instagram y los tik toks, para comprarse coches caros, tener novias muy guapas; pero son muy malos como futbolistas y en lo colectivo son todo, menos un equipo contendiente en la disciplina deportiva.
Tenía mucha razón el Mtro. Pérez Gay cuando afirmaba que el mexicano es un tipo acostumbrado a la infelicidad. ¡Sí señor! Aquella que le provocan sus gobernantes, sus políticos, sus legisladores y… hasta su equipo de fútbol.
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