Con apenas 30 años, partió de la Coruña en la corbeta Pizarro. Llegó al continente americano en 1799 en donde solo estuvo cinco años. Estaba equipado con los más modernos instrumentos de medición de su época; además, pagó con su propia fortuna los gastos del material científico y de la travesía.
A la Nueva España llegó hasta 1803, por la costa del Pacífico. Venía del Perú y de Ecuador. En nuestro territorio, cruza, en su viaje por su franja central. Se va en marzo de 1804, casi un año después, desde Veracruz hacia Cuba, luego a Estados Unidos y desde allí a Europa. Nunca más regresó a América. Su visita a la Nueva España se dio un en un momento crucial, apenas siete años antes del Grito de Dolores que iniciaría el frenesí independentista, justo en el ocaso del imperio español.
Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt, nació en 1769 en el castillo de Tegel, cerca de Berlín, en una familia de la aristocracia prusiana. Su madre, Marie-Elisabeth, falleció en 1796; era una mujer con una fortuna considerable, demasiado estricta, distante, y que no estaba dispuesta a gastar sus recursos económicos para que sus dos hijos, Wilhelm y Alexander, hicieran de sus vidas algo que ella no hubiese planeado. Quería que Alexander tuviera una formación y después trabajara en donde fuera útil a la sociedad civil. Por esta razón, Von Humboldt, estudió filosofía y ciencias naturales en la Universidad Europea Viadrina en Fráncfort del Óder; botánica, en Berlín; mineralogía, en la Universidad de Gotinga; geología, mineralogía y minería, en la Universidad de Freiberg. Solo después de la muerte de su madre pudo desarrollar su pasión por viajar y volcar su interés, probablemente reprimido hasta entonces, por las ciencias naturales
El Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, es una de sus obras mejor estructurada y metódica. Publicada por primera vez en francés en 1811. Es quizá la expresión más acabada en su género y, en consecuencia una fuente fundamental para conocer la situación económica del México colonial en vísperas del estallido de la guerra de independencia.
Lo más al norte que explora en México es San Juan de la Chica, cerca de Guanajuato; lo más al sur, Acapulco. Humboldt sin duda se nutrió de los sabios del virreinato; así como, de las cifras y estadísticas proporcionadas por los archivos y dependencias administrativas virreinales. Lucas Alamán, Mora, Zavala y el padre Servando Teresa de Mier, admiten cuánto debieron ellos mismos al Ensayo, sobre el cual levantaron el edificio respectivo de sus propias opiniones y actuaciones.
Gracias a la actitud comprensiva del virrey de Revillagigedo; del arzobispo, Francisco Javier de Lizana y Beaumont; y del provisor del arzobispado, Pedro José Fonte; pudo Humboldt adquirir datos muy valiosos sobre el gobierno civil y militar de la colonia.
Humboldt muy probablemente utilizó el famoso informe de Revillagigedo y los datos estadísticos de toda la Nueva España: El resultado de este esfuerzo colectivo serían las Tablas geográfico-políticas del reino de la Nueva España en el año de 1803, que constituyeron el germen que se convertiría más tarde en el Ensayo político sobre la Nueva España.
En 1807 en París y en lengua francesa publicó, el Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente; en 1810, el mismo año del grito de independencia de México, había aparecido el Atlas pintoresco del viaje (vistas de las cordilleras y de los monumentos de los pueblos indígenas de la América); al año siguiente, causaba sensación cartográfica evidente el Atlas geográfico y físico del reino de la Nueva España: y por último en 1814, se desplegaba ante la mente ilustrada de Europa el Atlas geográfico y físico del nuevo continente.
Fueron muchos los viajeros europeos y norteamericanos que pisaron tierras mexicanas después de la independencia atraídos por el promisorio panorama de inversiones y explotaciones de recursos naturales que creyeron ver en el famoso ensayo del sabio prusanio.
En el 2015, la historiadora y biógrafa, germano-británica, Andrea Wulf, publicó The Invention of Nature: Alexander von Humboldt’s New World. En la laureada publicación narra cómo siguió las huellas del barón por América y cómo trazó su apasionada visión por la exploración. Además destaca en una entrevista: “Nunca se casó. Nunca tuvo un amorío con una mujer, que sepamos. Podemos estar bastante seguros de que era homosexual. Tuvo relaciones muy intensas con jóvenes científicos. No sabemos si consumó esas relaciones, pero hay muchos indicios: su hermano Wilhelm, por ejemplo, no dejaba a sus amigos quedarse en su casa. Estoy bastante segura de que era homosexual, pero siempre dijo que su gran amor era la ciencia. Hay una razón por la que empujaba su cuerpo al límite; quizá no encontraba otro placer”.
Independientemente de su vida privada, Alexander von Humboldt, se caracterizó siempre por su extremismo racionalista, su liberalismo a ultranza, su democratismo enajenante, su fisiocratismo neto y su anticlericalismo. Señalado además como uno de aquellos alemanes de la gran generación atrevida y pensante, es uno de los pioneros en el estudio científico sobre la influencia y transformación del clima en las distintas regiones del mundo.
Palabras más palabras menos, sin regateos, es el primer occidental que realizó una expedición seria al continente americano. Sin duda, un gran promotor de una nueva conciencia del ser humano; una conciencia universal asociada a la investigación científica; una conciencia que hasta hoy, puede vivir entrelazada con todas las ramificaciones de la ciencia.
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